martes, 26 de mayo de 2009

La mística de Meister Eckhart


Meister Eckhart fue un místico alemán de los siglos XIII-XIV que se encuentra envuelto en un halo de misterio y es practicamente desconocido para el gran público. En principio la los primeros años de existencia como monje dominico de nuestro autor no llaman demasiado la atención. Sin embargo tras su doctrina evangélica y la búsqueda de la pureza del espíritu y el Ser en el conocimiento de Dios hay un pensamiento notable y original. No fue un autor más dentro del amplio elenco de místicos cristianos, fue mucho más que un simple místico y forma parte de esa larga cadena de autores tradicionales que se pierde en la noche de los tiempos.


Hay que tener en cuenta que Eckhart no seguía las premisas oficiales de la iglesia, lo cual le supuso enfrentarse a un tribunal inquisitorial y a la cúpula de iglesia romana. Toda la polémica estribaba en la forma de acercarse a Dios y su conocimiento divino. El hecho de plantear una vía intelectiva en el acceso del hombre al conocimiento de Dios y con él la filiación divina del hombre, sin intermediación de la iglesia, fue otro de los motivos de discrepancia con la jerarquía eclesiástica. Lejos de plantear un pensamiento anclado en la mentalidad del medievo o unas vías de realización conforme a la ortodoxia cristiana, los postulados eckhartianos gozan de una universalidad equiparable a otras grandes doctrinas de la Tradición. El punto de partida fundamental es Dios como el fundamento del Ser y al mismo tiempo conocimiento y "Ser en sí". La meta del buen cristiano está, por tanto, en conseguir alcanzar la misma plenitud intelectiva de la que goza el principio divino. Ahora podemos preguntarnos como podemos alcanzar ese punto de iluminación que nos haga trascender nuestro plano puramente biológico. La respuesta la encontramos en la negación de la voluntad y el salir de sí mismo. Este elemento es el fundamento esencial del pensamiento de Eckhart, algo que en el mundo actual marcado por el hedonismo y la búsqueda del placer inmediato resulta incomprensible. Esta postura ante la existencia puede parecer nihilista pues implica el vaciarse de uno mismo, de su contenido humano, para volver a llenarse de la esencia divina. Supone la práctica del desapego a todas las cosas materiales. Ello también implica la renuncia a los frutos de tus propios actos e incluso dice Eckhart la negación de Dios mismo. Es de esa manera como el hombre consigue vaciarse e imitando la vida de Cristo y el evangelio alcanza la nada. Son los "frutos de la nada" los que consiguen que el hombre llegue a conquistar el gozo de la existencia que supone experimentar a Dios en sí mismo.


He intentado una aproximación bastante somera al misticismo Eckhartiano, suficiente para hacerse una idea de las formas de trascendencia individual que yendo más allá de la ortodoxia cristiana nos aproximan a una visión, casi arquetípica, de la superación del plano humano en el marco Tradicional. Seguiremos indagando en otros autores que, como el místico alemán, son poco conocidos pero que aportan visiones bastante valiosas desde el punto de vista Tradicional. Hay que destacar que hay un lazo de unión entre el pensamiento del místico alemán y la idea primordial de los hombres celestes igualados a dioses. De todos es sabido que la concepción antropológica del hombre, desde el propio génesis y en general en todo el Antiguo Testamento, es bastante peyorativa. El pensamiento semítico es responsable de ello y será objeto de comentario en próximas entradas.


Para finalizar vamos a citar algunas de las frases más relevantes de la semidesconocida obra de Eckhart:



"Se perdería el placer de vivir si se conociera el secreto de la muerte"


"Si quieres buscar la grandeza olvídala y busca la verdad; de ese modo alcanzarás ambas"


"Si depositas un trozo de carbón incandescente en tu mano y sientes que te quema no es el carbón quien lo hace, sino la nada pues no posees las propiedades del mismo."






No hay comentarios:

Publicar un comentario